Un tipo que quita el hipo
Carol tenía un cuerpo voluptuoso, lleno de curvas que quitan el hipo. Una mañana, a su marido, que no respiraba acompasadamente, le entró el hipo. Se le quitó en cuanto vio a su mujer. Dos días más tarde, se encontró a su vecino en la escalera con un ataque de hipo brutal que el impedía hablar. Cesó rápidamente en cuanto la vio. El rumor se extendió a la velocidad del rayo y pronto montó su negocio de “quita-hipos”. ¿Quién da la vez? Hip.
El sombrero de Ana
Ana se compró un sombrero de fieltro marrón en una almoneda. Lo adquirió para que hiciera juego con su perchero antiguo, como si fuera atrezzo. En apariencia, era un sombrero corriente. Estuvo colgado del perchero durante meses. El primer día que Ana se colocó el sombrero, empezó a hacer cosas muy raras, hablaba un idioma incomprensible, se acicalaba con colonia con olor a pachuli, vestía trajes blancos, bebía zarzaparrilla e incluso piropeaba a las damas. Si se quitaba el sombrero, volvía a ser ella, pero en cuanto se lo ponía, no había quien la reconociera. Su madre se dio cuenta de esta extraña relación con el sombrero y decidió meterlo en una bolsa y volver a la almoneda. – No lo queremos, gracias. Cuando ya se iba por la puerta oyó al dependiente que decía: otro que devuelve el sombrero de Casanova.
Incondicional
- Llévame contigo.
- No puedo.
- Por favor.
- No hay marcha atrás.
- Lo sé
- ¿Segura?
- No puedo estar más segura.
- Lánzate, entonces.
Se subió a la barandilla y saltó.
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