miércoles, 22 de abril de 2009

La elegancia del erizo



¡Cómo disfruto cuando encuentro un libro tan fascinante como éste! Había oído hablar bastante de La elegancia del erizo y, la verdad, sólo por éso ya me resistía. Será que me pasa como con las películas: prefiero verlas sin ningún prejuicio, para evitar decepciones. Pero últimamente tengo suerte, Slumdog Millionaire me ha parecido un peliculón (que se ha merecido cada uno de los óscars que se ha llevado) y esta novela me ha hecho disfrutar de principio a fin. No he podido evitar una sonrisa idiota en muchos de sus párrafos y me ha quitado horas de sueño, lo que no me ocurría desde la primera novela que leí de Murakami. Y como ya me pasó con aquel, espero poder disfrutar de la otra novela de Muriel Barbery: "La golosina". De momento, esta profesora francesa de filosofía sólo ha escrito estas dos novelas y ni ella misma se acaba de creer el éxito que está teniendo. A finales de año estrenarán la película. Espero que esté a la altura.

La novela transcurre en un elegante inmueble de París donde viven una portera mucho más inteligente de lo que aparenta, Renée, cuyo gato se llama Leon (por Leon Tolstoi), una niña de 12 años nada común, Paloma, y un elegante señor que se cruza en sus vidas, el Sr. Ozu. A través de la filosofía, el arte, la literatura y el cine de autor la escritora nos va descubriendo cómo se cruzan los caminos de estos tres maravillosos personajes. Me reservo comentar el final. Quizás más adelante.


lunes, 16 de marzo de 2009

Más risas, por favor

Humor: qué gran palabra. A lo largo de nuestra vida nos vemos abocados a atravesar momentos duros, que no parecen tener fin, momentos de gran trascendencia que pueden, incluso, suponernos un antes y un después. Y cuando todo parece grave, gravísimo, de repente escuchas un chiste, ves a algún humorista en la tele, algún amigo te envía un e-mail de coña y te partes de la risa. Es casi una necesidad vital, me refiero a la de reirte, a la de sacar los malos rollos fuera. Al menos a mí me sirve como terapia. No te soluciona nada, pero te importa un poco menos. No sé si os ha pasado en el cine, por ejemplo. Estás viendo la típica escena que está media sala sorbiendo los mocos, algunos hipando del llanto (que los hay muy exagerados) y, de repente, se da una situación cómica y la gente se monda y el llanto pasa a ser de risa. ¡Es precioso! ¡Qué sensación de alivio! Coño, de repente te quitas un peso de encima. No te cuento las veces que he ido al teatro a ver monólogos. Hora y media riendo y sales como nueva. Qué bien lo pasé viendo a Eduardo Aldán en "Espinete no existe", a "Cinco hombres.com", "Los monólogos de la vagina" o a "Los Morancos". Vale la pena el precio de la entrada, incluso en tiempos de crisis. Claro, que a falta de teatro, buenos son los vídeos de youtube o el abono de Digital +, donde puedes ver a la pareja de humoristas de "Little Britain" o su versión americana "Little Britain USA". La primera vez piensas que están como cabras, y así es, ciertamente. Pero una vez que repites, ya estás perdido. A medida que vas conociendo a los personajes, vas comprendiendo aún más y a veces con que aparezcan diez segundos ya sonríes. ¡Qué grandes! Lou & Andy, "Carol says no", Vicky Pollard, Ellie Grace, los de Fat-Fighters, el político que da explicaciones de sus "situaciones embarazosas", la dueña de Mr. Doggy... en fin, son fantásticos. Así que, mi tratamiento es ver un sketch cada 24 horas hasta que remita el mal...rollo.

http://www.youtube.com/watch?v=0IExzp-MmYE
http://www.youtube.com/watch?v=bISX_8-x-Jw
http://www.youtube.com/watch?v=5ObDgOGrSHg